domingo, 20 de diciembre de 2009

Palabras perdidas

Estropee el valor de un lo siento, ensuciandolo bajo una capa de olor a cigarrillo y alcohol procesado.
Ese dolor punzante era agonizante, era un canal de electricidad que no dejaba actuar a mis neuronas.
Era un estado vegetal, donde los sentidos se agudizaban con el compás de aquella agitada respiración que se entrelazaba con el deslizar de mis manos sobre tu rostro.
Y

lo sentía

Lo sentía

Lo sentía

Sentia aquello que no debía estar sintiendo, aquello que tiraba mi cordura por la borda y la sumergia en un mar de sensaciones imparable desvordantes, alucinantes.
Sentia aquello que volvia todo lo demas algo irrelevante, que convertia a mi espacio en tu espacio, a mi aire en tu aire.
Y lo sentia con dolor, con ese dolor angustiante y con esa pasion implacable
una y otra vez
Mi mundo estaba girando en 360 grados con el tiempo en la trastienda de mis ojos, de tus ojos.
Y a cuestas la conciencia como una cruz, sobrellevando a duras penas el cuerpo y la certeza de que es imposible captar una luz en constante movimiento, mas aún cuando la oscuridad finje querer ayudarte.
Y me perdí, entre palabras, caricias, sentimientos que no tenian rumbo.
Quería tener amnesía, queria no ser capaz de aceptar mis errores para seguir cometiendolos una y otra vez, de manera imparable.
Pero mi estupida y divagante realidad estaba lejos de ellos, estaba lejos de querer sacarme de ahi sin una puñalada y un poco de sangre en las venas.
Sin un poco de culpa acomplejada.
Pero reconozco el gusto por el dolor en cuanto lo veo, y no se cuánto más, se sucederán hasta convencernos de que ésto es lo que queríamos.
Incrédulos, somos, temiendo que la curva entre las orejas se nos vuelva del revés.
Y no tengo idea de cuando nosotros nos convertimos en el hemisferio de aquello que andábamos buscando, y yo no sé cuando nos volvimos, de pronto, nosotros.






Owari

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