Se apagaron las luces
De mi inconciente y no vi nada mas
Que a ti y esas miles de contradicciones atadas a tus manos
y la feroz embestida de mis brazos permaneció intacta en las palabras que nunca te diria
porque mis labios estaban ocupados
haciendo fotogramas de huellas en tu piel
La ausencia de racionalidad, de consecuencias
no habia nada más que
la victoria de la cobardía
la fragilidad
mi torpeza.
Nos habiamos ido por detras de la noche que se desvanecía en suspiros
exquisitos suspiros,invaluable tentación silenciosa.
Ese hipotetico calor que se hospedaba en sensasiones efímeras y se quedaba en la tentación de querer ser y sentir sin culpa.
Nos quisimos y asi fué
La vida se encargo de jugar con sus trampas
de buscar como un latigo el calor de tu cuerpo
de utilizar mi ambiguedad selectiva
-la oscuridad a veces sirve-
y convertirla en arma de doble filo
de convertir el clandestino horizonte en un mar de secretos imborrables.
Y de pronto...
Mi certeza mordió cada una de tus dudas
y te escuchaba nuevamente suplicando, un mundo tras el cristal de tus ojos.
¿Tus manos fueron testigos del ritmo de mis pulsos?
¿En que momento se apagaron tus labios y la sensatez de tu pensar?
Maldigo el tiempo futuro del verbo olvidar
Tu olor se aleja vivo de pieza en pieza.
Tu cuerpo se desvanece de ese espacio que hoy miro empapado de historias.
el ancho de mi cama se mece hoy en soledad.
la nomenclatura de mis manos late despacio y lejana.
El temblor de tu ser, los espasmos, se diluyen en un tarro de pintura vieja
y las pinceladas que deje en tu cuerpo se hacen desconocidas
igual al anonimato que hoy es casi mortal
¿Estás? ¿O no estoy?
Tic-tac
Escúchame.
Irte: no,
Yo tampoco me voy.
Owari.
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