martes, 14 de septiembre de 2010

Sobre los orbes del ser angelical.

Bloqueo
Estaba intentando recordar que situación, que gesto, que mínimo detalle desencadenó esta diarrea verbal inexpresable.
Esos ojos
Si, a mi mente se presentaron dignos de un papel protagónico en alguna de mis locuras mentales, aquellos ojos, aquellos malditos ojos.
Suspiré, he intenté no perder los estrivos nuevamente, los habia perdido demaciado este ultimo tiempo. Pero como no perderlos por aquellos ojos tan finos, dulces, suaves, llenos de aquel delirante placer inexplicable?
No, era demaciado...
Su voz
De terciopelo, vibrante con cada nota que se escapaba de sus labios pulcros y rojos.
Iba morirme.
Necesitaba escribir
Y recuerdo bien aquella noche en que mi mente destrozada con tanta belleza genuina no halló otra solución que inflingirle algunos poemas y verbos conjugados.
Me dirijí casi en un estado de ensoñación a mis viejos cuadernos, dejando pasar los antiguos acordes para encontrarme con una hoja blanca (que no hacía más que recordarme aquella piel de iguales caracteristicas)
Tomé el lapiz casi como si de ello dependiera mi vida (y no estaba lejos de la verdad)
Y al hacerlo, sucedió lo inexplicable,
El horror.
De pronto me hayaba frente a una hoja de papel sin poder expresar nada de lo que sentía, había olvidado todo, coherencia, cohesión, palabras, gestos, verbos, no había nada más que una bomba a punto de estallar sin tener fuga de escape.
Iba a morirme quemada por un centenar de sentimientos que no podía expresar.
Comenze a rayar la hoja en un intento fallido de liberar aquella rabía estupida he ironica.
Justo cuando realmente las letras me podían salvar la vida.
Estas habian tomado un pasaje a algún lugar magico del cual yo nunca me habia enterado.
Intenté encontrar palabras que pudieran describir aquel ser angelical de extraña procedencia.
Pero no habian, ninguna palabra podía expresar la Belleza, La dulzura, La ternura, Sus gestos, SUS OJOS, sus labios, su piel pulcra, sus manos, su cuerpo, sus piernas, su cabello, su nariz, su sonrisa, su aire que parecía desprender mariposas a su paso, sus enojos, su voz aterciopelada, su manera de desconectar mi cerebro y dejarlo en estado de loading, su capacidad para convertir todo mi mundo en algo irrelevante y transformar su escencia en un caliz de vida y soporte mental.
Iba a morirme, esos ojos iban a matarme.
Arrugué el papel, despues de un sin fin de intentos fallidos y como esperaba, aquella noche fué más bien el primer acto de un insomio placentero, en el que el papel principal se lo llevaban los orbes y yo era un espectador de esos que miran la obra hasta el final, digase... 8 de la mañana y yo aún me encontraba en un paralisis de sentidos que me prohibía dormir, pero si permitía drogarme con el recuerdo vivo de aquellos gestos y aquellos roses que mi recuerdo inventaba para sentirse un poco menos ageno al ser angelical.
Me senté en la cama y me levanté con apuro, el angel me quemaría los huesos si me quedaba a admirar un rato más su belleza.
El computador me tentaba, pero sabía que mi psicopateo obsesivo voluntario haría de las suyas y mi enferma demencia se encargaria del resto.
No.
Malditos ojos
Fuck
Necesito encender el pc.
Y con la poca voluntad que tenía (yeah, right) encedí el computador y me encargue de admirar al angel, de corromper
cada secreto, cada mínima oscuridad que guardara su ser.
De pronto necesitaba saberlo TODO: que come, que hace, que ve, que sueña, que vive, que duele, que ama, que toca, que llora, donde, porque, cuando, como...
todo cuestionamiento, debía ser resuelto y no enloquecería tan pronto (claro, lo mío hasta ahí era inevitable)
Necesitaba que el angel de orbes delirantes supiera de mi existencia, por muy loco que pareciera, por muy imposible y enfermo que eso fuera.
Lo necesitaba, tanto como a esos malditos ojos.
No se cuanto ha pasado desde que me topé por primera vez con el ser angelical.
Si pudiera contar el tiempo en hojas, serían libros, cuadernos y enciclopedias llenos de visiones paralelas, llenos de catarsis y muertes súbitas.
Ahora veo mis manos y de ellas brotan recuerdos inexistentes en los que el angel está en otro adentro, está en mi adentro convirtiendo mi vida en una terapia de placebos psiquiatricos.
Ahora quiero arrancarme los dientes
uno a uno
sentasez pulcra de aquel sentimiento que quema mi boca
que ahoga mis labios de ideas confusas
y que posa al angel en un mar de paisajes monocromáticos
Sus ojos se posan en mi voluntad y reivindican su realeza casi impuesta.
Se autoformatean en mi cerebro cada gesto, cada suspiro
Y los orbes del ser angelical, se reducen a ser lo unico importante en mi vida.



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