Todavía recuerdo el dia en que decidí que quería tener claro el año que se avecinaba.
Me sentía con una hipotermica sensación de inseguridad, y con la clara idea de que a nadie le gustaria mi decisión (sólo a mi y tenía un año completo para convencerme de ello).
Estaba aterrado, era un perdedor apoyado sobre un abismo de inmensos infortunios aferrados a mis pies.
No tenía nada claro, pero no quería hacerlo notar, quería demostrar que mis decisiones eran vivas imagenes de lo que yo concideraba correcto, y claro, a decir verdad ni siquiera hasta el dia de hoy siento que hago completamente "lo correcto"
Pero debía hacerlo, incluso con todas las horas sentado frente a ese reloj de arena preguntandome si había acaso una compuerta que me dejara escapar de aquella tribuna de jueces sin nombre. No podía convencerme.
Creía que el tiempo estancaría mis sueños y mis noches serian más severas de lo que ya había aprendido a aguantar.
Por primera vez en mucho tiempo... me sentía solo en esto. No esa soledad de tacto y piel. Era una soledad aún más abrumadora e incomprensible. Era sentirme solo al saber que nadie más que yo se bancaría mis decisiones.
No habría segundas oportunidades ni camino unilaterales.
Tras la silueta de mi pensamiento habia un solo camino que quién sabe a donde me llevaria, y peor aún, quién sabe como terminaría.
Y aquello me crispaba el alma...
Los dias avanzaron y nadie cuestionó nada. A momentos sentía que esa era la mejor opción a la que podía acceder un perdedor como yo "no ser cuestionado". No me sentía feliz, pero tampoco estaba en posición de sentirme arrepentido.
Sabía que una vez todo hecho, me dedicaría a contar los dias, las horas, las hojas de papel. Necesitaba que este viaje inconcluso tuviera muchisimas cosas que le dieran vida. Necesitaba saber que aún despues de eso, yo seguía viviendo, me seguia moviendo, seguía respirando.
Y a pesar de todo, yo siempre sentí que esto estuvo bien. A pesar del miedo, de las horas que caían como gotas de hielo por mi piel. Mi ingenua parodia aun era capaz de mantenerme vivo ( y eso era suficiente)
Hoy se siente extraño... despues todo el tiempo transcurrido. Es como si una bestia de enormes manos se hubiese arrastrado por mi sangre obligandome a estar tranquilo, a no moverme, a no asustarme.
Y no lo merezco, no merezco la tranquilidad casi epifanica que siento en este minuto. En que el mundo puede caerse de nuevo, en que podrían quitarme todo si quisiesen.
Yo no aprendí bien las reglas del juego, pero se que no puedo romper muchas cosas con ellas.
A decir verdad el dia de hoy, a pesar de los altos y bajos, a pesar de mi incauta naturaleza de perdedor, lo unico que me preocupa en este momento (y lo realmente dificil) es caminar por las calles y aún no saber si señalar el cielo o la tierra.
Estoy aterrado, pero esta sensación es de las buenas ( y la merezco lo que es aún mejor)
Suerte en los siguientes discursos... perdedor
Owari.
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