No habia escrito sobre la dicha de caer de nuevo entre tus lineas
En la clandestinidad de lo insensato decidí postergar mi amor propio, mi mesura
En aquel pasaje oscuro de in-decisión me frecuenta el recuerdo de tus labios
extraigo la alusión de tu cuerpo aferrado al mío
Pero no hay un jodido elemento en este trance que no haga de un mal habito desear que me elijas de nuevo, a cada instante.
Yo me deslizo aun por los bosques donde me hiciste pedazos, donde me construiste el ansia de no irse jamás
Pero esto no es tu culpa
Yo te perdoné las manos en mi cuello. Ambos sosteniendo el vaso que nos llevaría al desastre.
Te perdoné tus ojos sobre mis ojos, mis palabras girando paralelas al juicio
Te perdoné la risa en medio del delirio, tus piernas temblando en ese desastre eterno
Lo que me molesta es que aun cabe tanto dentro de este palpitar
Hay tanto espacio en este tic tac de horas, calendarios necios, que no me induce sentarme a esperar tu intermitencia, tu misterio
tu andar clandestino
porque tus adjetivos ocupan y desocupan y coronan de palabras este escrito
Y lo hacen tuyo, como todo lo que dejaste cuando me desvestiste
y sembraste en mi la irrealidad de tu nombre
(Que más)
Owari
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