En mis horas de lecturas, que se resumen en distintos tonos de cielo, he llegado a la desconcertante conclusión de que me es imposible sostener el aire con las manos.
Camino, remplazando cada cigarro por un buen tono de las canciones que me hacen pensar.
Y es que creo que cuando escucho música, hace clic ese espacio cerebral donde nadie esta consciente que una de sus neuronas (probablemente la menos inteligente) tiene un castillo color otoño.
Y mi vida inicia con una convicción individual tan potente que me es imposible escuchar nada que no este en mis pensamientos, o nada que esa neurona con su castillo color otoño quiera decirme.
Curioso que de golpe una frase brote así y no tenga sentido.
Pero me conformo, ahora que es invierno me es menos penoso ceder a la melancolía.
ceder a ti
Y recordar (te)
Nada mas
Owari
No hay comentarios:
Publicar un comentario