El entra
despacio (a veces fuerte)
Imponente, como si fueran grandes saltos que revuelan todo mi espacio
sonriendo
me ordena, me habla y si quiere
a veces (casi siempre) me abraza
desata palabras que en mi angustia ordeno
palabras que guardo en mis bolsillos rotos
tiende sus manos con ternura
como si supiera pero no sabe
y yo se que no sabe, pero sus manos
No, sus manos lo dicen todo
se abre pasos entre mis nervios
y me derrota, cuan juego de ajedrez
y yo intento no sentirme atacada
y me enervo de nuevo
estupida, como siempre
se arrodilla al borde de mi alma
y yo me aterro, y cierro los ojos
pero su voz es como una llave
a la cual no puedo vencer
y me callo
y finjo que no hay nada que decir
(nada es como querer decirlo todo)
y el curva sus labios y sonrie
mientras yo curvo el costado de mi corazón roto
y sin más
sonrío con el.
Owari.
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