Las tardes de casi invierno se volvieron implacables razones para enclaustrarte en mi pecho (doloro, cómo un pinchazo sin prisa)
Y lo peor es que se que en una parte de todo esto, yo fui la unica que se golpeó la cabeza intentando encontrar poemas que valieran por los dos, explicaciones que cabieran en ambos mundos y razones para analizar cada segundo narcótico de extraña claridad junto a ti.
Haberte abrazado no era lo malo, ni querer chocar mi nariz con tu barba de tres dias. Haber llegado a la oscura conclusión que nuestros cuerpos juntos hacían el nirvana quizás era mas peligroso y tentador.
No eran tus manos de dedos nerviosos las que dibujaban preguntas que incluso ahora no tienen respuestas.
Es claramente injusto que hayas llegado a tu casa y los poemas no invadieran tu espacio, sin respeto cómo lo hicieron conmigo y te llevaran a preguntarte el porque las cosas fueron asi y no asá, por que todo parecía estar tan bien pero a la vez tan increiblemente mal.
¿Te acuerdas cuando tus labios se encajaron como un rompe cabezas en mi cuello?. Que salida tan malditamente angosta me estabas dando, que ganas de que no hubieran principios creaste cómo un sacrílego en mi.
No quiero decir nisiquiera que te quiero, por que los principios a los que recurro me partirían el alma que ya agoniza de tantos suspiros y latidos profundos
¿Tu crees que merezco respuestas?
¿Y que clases de ellas serían las que no matarían tus ganas de darme la razón?
Es que ya no quiero que me des la razón, por que simplemente ya no quiero tenerla.
-Hablame de tu vida
-Es que "vida" es un termino muy amplio
-Hablame de... whatever
-Es que whatever también lo es.
Owari
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